Cómo reducir nuestra huella medioambiental tecnológica

El recientemente estrenado mes de agosto nos trajo, más allá de muchas ganas de descanso y vacaciones, una noticia de la que no podemos estar orgullosos: tuvo lugar el denominado Día de Sobrecapacidad de la Tierra. Este 2024 se ha producido el pasado 1 de agosto y ello supone que apenas pasados 200 días del comienzo del año, ya hemos consumido todos los recursos que el planeta es capaz de generar para este período. Este cálculo lo realiza la organización internacional Global Footprint Network  desde 1971 (cuando este día sucedió casi al finalizar al año) y se basa en parámetros como la biocapacidad del planeta y la huella ecológica mundial.

El consumo de los recursos varía para cada país (de hecho, para España este año, el día sucedió el 20 de mayo de 2024) pero cada año,  se va reduciendo el número de jornadas en las cuales se agotan los recursos disponibles para abastecer la demanda de consumo actual.  Preocupante cuanto menos, desde Esker queremos dejar constancia de qué podemos hacer para que este día se produzca el próximo año lo más tarde posible.

Contenido:

• LA SOSTENIBILIDAD, YA NO ES SÓLO UN CONCEPTO DE MODA
• LA HUELLA TECNOLÓGICA
• CÓMO COMBATIR LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
• PRÁCTICAS PARA UN USO RESPONSABLE DE LAS TICS

LA SOSTENIBILIDAD, YA NO ES SÓLO UN CONCEPTO DE MODA

Los motivos por los que se produce el Día de Sobrecapacidad de la Tierra son muchos: el agotamiento de recursos, la deforestación, el excesivo consumo energético, la pérdida de biodiversidad o la degradación de ecosistemas entre muchos otros asuntos, ponen en peligro el equilibrio necesario para que se produzca un desarrollo que tenga en cuenta a las generaciones futuras y garantice el progreso actual. Estos son los grandes temas que preocupan a todos, gobiernos, empresas y sociedad.  Desde Esker queremos dar visibilidad a una importante cuestión, poco presente y con una gran repercusión para la sostenibilidad: el uso que hacemos de las tecnologías. ¿Sabías que si Internet fuera un país, ocuparía la sexta posición en el ranking mundial como contaminante? ¿Y que la infraestructura de la Red (centros de datos, servidores, cableados…) produce más CO2 actualmente que la industria de la aviación?

LA HUELLA TECNOLÓGICA

El paso hacia la digitalización supone un gran ahorro en nuestra huella medioambiental. El simple hecho de reducir el consumo de papel a través del uso de  servicios en la nube o de minimizar las emisiones de dióxido de carbono con el uso de videollamadas (evitando el transporte que sea mayor de 20 km) son acciones sencillas de implementar y que pueden conseguir que seamos más sostenibles.  Aún así, el camino a recorrer para que nuestro impacto en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICS a partir de ahora) sea menor, requiere ser conscientes de muchas otras cuestiones que suelen pasar desapercibidas. Desde el blog Ecología y Media llevan ya una década difundiendo información a este respecto, y es que todas las fases del ciclo de vida de prácticamente cualquier dispositivo electrónico usado en nuestro día a día (en el ámbito individual y profesional) tienen su impacto, tanto a nivel ambiental como a nivel social y es en este punto donde queremos apoyar su visibilidad.

CÓMO COMBATIR LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

A pesar de que este concepto surgió a principios del pasado siglo, en la actualidad está muy ligado a la industria de la tecnología. Esta arcaica forma de generar nuevos beneficios económicos (fabricando dispositivos que tienen fecha de caducidad y nula opción de ser reparados) se aleja mucho de la actual tendencia a gestionar de manera responsable. A pesar de que nos encontramos en una etapa en la que los aspectos ambientales comienzan a ser por suerte considerados por muchas empresas, todavía en las fases de diseño de muchos aparatos tecnológicos se emplean piezas y ensamblajes difícilmente recuperables o con escasas opciones de reparación. Y esto es precisamente lo que debemos tratar de combatir. Para ello, algunos consejos:

• Alargar la vida útil de los dispositivos que utilizamos y en caso de no ser posible, optar por la compra de segunda mano o tecnología reacondicionada. Con sencillas acciones como desenchufar cualquier aparato cuando ya está cargado o realizar un mantenimiento adecuado para evitar la acumulación de polvo en nuestros ordenadores o tablets, conseguiremos ampliar el ciclo de vida de los mismos.
• Apostar por el alquiler de equipos, sobre todo en el caso de realizar eventos que requieran de tecnología de manera esporádica.
• Ante una compra de tecnología totalmente necesaria, optar por hacerlo teniendo en cuenta la trazabilidad y el futuro reciclaje y reparación de las piezas que lo conforman.
• Tener en cuenta las actualizaciones de hardware para poder introducir mejoras sin tener que volver a realizar una compra.
• Apoyar a grupos de presión y/o asociaciones sin ánimo de lucro que luchen contra la obsolescencia. 
• Estar al día de las nuevas normativas, como por ejemplo la que  obliga a los vendedores de equipos tecnológicos a garantizar su reparación. Este año el Parlamento Europeo aprobó el denominado “Derecho a reparar” que insta a los fabricantes a prestar servicios que garanticen las opciones de alargar la vida útil de estos aparatos. De la misma forma, consultar informes como Clicking Clean nos servirá para conocer más de cerca cómo las principales compañías proveedoras de Internet, mensajería, búsqueda o redes sociales invierten en energías renovables o eficiencia energética, ya que los combustibles fósiles son todavía la principal fuente de la que se nutren para dar sus servicios.

PRÁCTICAS PARA UN USO RESPONSABLE DE LAS TICS

Las TICS están tan presentes en nuestra vida diaria que no podemos imaginar un sólo minuto sin ellas, pero prestando atención al impacto que genera precisamente un único minuto de su uso, seremos más conscientes de ello. El uso de mensajería instantánea supone más de 38 millones de mensajes cada minuto en el mundo y las búsquedas en uno de los principales motores para ello, cada minuto suman a lo largo del planeta, más de 37 millones. Y es que, existen más de 30 millones de dispositivos conectados a la red de Internet, con más de 4000 millones de usuarios. Esto supone que el 7% de la energía mundial se utilice para que este medio de comunicación funcione.

Con el global de estas cifras, que parecen imposibles de rebajar, os dejamos una serie de prácticas para evitar su aumento.

• Tratar de evitar que nuestras búsquedas sean en video o audio, haciéndolo siempre que sea posible a través de texto.
• Visualizar los documentos que se consulten de manera habitual de forma offline.
• Asegurar que nuestro sitio web sea sencillo y sobrio, evitando imágenes pesadas, pop-ups o banners.
• Planificar las publicaciones en Redes Sociales, de manera que solo se publique lo imprescindible. La presencia en medios de comunicación social no se mide únicamente  por su cantidad, sino  también por su calidad.
• Reducir el número de correos electrónicos, maximizando su envío en palabras. Términos como “gracias” y “ok” son respuestas automáticas que podemos evitar, para así reducir la contaminación digital. Borrar periódicamente correos no deseados, darse de baja en newletters que no leemos o prescindir de la función “responder a todos” son otras prácticas que ayudarán a reducir las emisiones de CO2 que se emiten a diario a través del uso del correo electrónico (aproximadamente, unos 5gr/CO2 equivalente cada uno de ellos).

Todas estas prácticas serán muy útiles para reducir la huella medioambiental en nuestro necesario uso de la tecnología y para llevarlas a cabo será imprescindible cambiar hábitos y comportamientos. Unirse a las tendencias llamadas Green TICS requiere de un cambio de conciencia y mantenerse informado y al día de nuevas herramientas disponibles para reducir el impacto que generamos con nuestra actividad tecnológica. No caigamos en la denominada “Paradoja de Jevons”, donde dispositivos tecnológicos con mejor eficiencia energética, puedan generar un mayor consumo de energía y por lo tanto, un aumento de las emisiones.