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El ROE, la brújula del CFO para liderar
Para cualquier analista financiero, el retorno sobre el patrimonio o el capital, más conocido como ROE (Return On Equity), es el mejor indicador para medir la rentabilidad de una empresa. Básicamente se calcula dividiendo el beneficio neto obtenido en relación con los fondos propios y se ha convertido en una herramienta única para los directores financieros (CFO) a la hora de tomar decisiones estratégicas. Te contamos por qué y cómo la tecnología ayuda en este cometido.
En un entorno tan cambiante como el que vivimos, tanto por decisiones geopolíticas como por la volatilidad de la macroeconomía, disponer de métricas claras y procesables es crucial. En esencia, es la base para poder garantizar una resiliencia financiera y permitir un crecimiento sostenible. Por este motivo el ROE es tan importante porque, en esencia, mide la capacidad de una empresa para convertir el capital de los accionistas en ganancias netas, sin perder nunca la perspectiva del largo plazo.
Detrás de un ROE elevado, cuando se logra a través de un crecimiento sostenible en lugar de un apalancamiento financiero excesivo, se adivina siempre el liderazgo de un CFO que, más allá de informar, actúa proactivamente, siendo determinante para el éxito empresarial. No es una tarea sencilla, puesto que requiere interpretar su evolución a lo largo del tiempo, analizar los factores subayacentes que le influyen y ampliar la mirada cruzando datos de divisiones o, incluso, de distintas geografías.
Aclarando conceptos
El ROE es una métrica que no debe confundirse con otros indicadores de similar nomenclatura. Tres son los otros KPIs principales con los que el CFO juega para definir la estrategia empresarial en su ámbito de actuación.
- Retorno de la Inversión (ROI, por sus siglas en inglés): A diferencia del ROE, que sólo pone el foco en el capital de los accionistas y, por tanto, es un termómetro del rendimiento de cara al inversor, el ROI considera el capital total invertido, es decir, tanto capital como deuda.
- Retorno de Activos (ROA): El ROE es más sensible a las opciones de estructura de capital dado que tiene en cuenta el apalancamiento financiero. El ROA, en cambio, mide la rentabilidad en relación con los activos totales y refleja la eficiencia operativa.
- Retorno sobre el Capital Empleado (ROCE): Mientras que el ROE está más dirigido a evaluar los rendimientos del capital riesgo, el ROCE contempla el capital empleado (tanto deuda como capital) y es básico para los análisis de inversiones a largo plazo.
Cuando se utiliza estratégicamente, el ROE se convierte en una brújula para evaluar la eficiencia, la sostenibilidad y el valor para los accionistas, perfectamente integrado con otras métricas financieras. Más que un mero índice de rendimiento, el ROE puede servir de termómetro para un ecosistema financiero moderno, inteligente y estratégicamente alineado.
Análisis y anticipación
Si el CFO quiere mejorar el ROE, el seguimiento que ha de realizar de él implica no sólo evaluar la rentabilidad del capital propio en línea con las expectativas de los accionistas, sino también identificar áreas en las que, si aplica los debidos ajustes operativos o financieros, pueden desbloquear valor. Este análisis continuo del retorno de patrimonio requiere apoyarse en información financiera clara y cuantificable que permita una mejor planificación estratégica. Además, en casos de fusiones y adquisiciones, disfrutar de una evaluación comparativa competitiva es fundamental y puede determinar la aprobación o descarte de la operación por parte del accionariado.
Por otro lado, con el Modelo Dupont se descompone el ROE en tres componentes clave, a saber, el margen de beneficio neto (rentabilidad sobre las ventas), la rotación de activos (eficiencia en el uso de activos para generar ventas) y el apalancamiento financiero (nivel de activos respaldados por el capital de los accionistas). Con este análisis es posible anticiparse a situaciones indeseadas; por ejemplo, un margen decreciente puede requerir optimizar los costes o ajustar la estrategia de precios, o un índice de apalancamiento excesivo puede advertir del riesgo financiero y la sostenibilidad del capital.
Responder a la velocidad del mercado
Si ya de por si resulta complejo analizar y monitorizar el ROE, más aún lo es cuando precisa hacerse a la velocidad que demanda el mercado. Por este motivo, la tecnología se ha convertido en una herramienta indispensable del CFO. Soluciones como las plataformas inteligentes de Esker (Source-to-Pay, Order-to-Cash, Servicio al Cliente...) aportan una visibilidad de extremo a extremo de los flujos de efectivo, los márgenes y la utilización de activos, dando lugar a un modelo de gobierno de datos unificado ideal para calcular con precisión el ROE y otros KPI en tiempo real.
Las capacidades que trae consigo la Inteligencia Artificial (IA) avanzada de Esker, Synergy AI, marca la diferencia en el día a día del CFO, pues permite monitorizar el impacto de los cliclos de pago y cobro o la gestión de proveedores en el rendimiento de las acciones. La gran ventaja de Synergy AI es su capacidad de convertir el ROE en un instrumento predictivo, en un pilar para la toma de decisiones del CFO.
La visión holísitica que proporciona la plataforma de Esker, que se integra sin fisuras al ERP, y su IA generativa hacen del ROE la brújula estratégica para el CFO, aportándole información sensible y dinámica al contexto, de manera que resulta más sencillo anticipar las presiones de los márgenes y optimizar la estructura de capital.
La tecnología de Esker proporciona una plataforma unificada que acaba con los silos de información y garantiza el control y cumplimiento en tiempo real, incluso, en entornos complejos e hiperregulados. De esta manera, el departamento financiero pasa de ser un centro de costes a un centro de creación de valor y el CFO, de informar a liderar.
*Artículo basado en el artículo original "Return on Equity (ROE): guida per CFO alla redditività" de Esker Italia